Hay tradiciones en nuestro colegio, que no por repetitivas resultan semejantes, y sin embargo, siempre resultan agradables. Es lo que suele ocurrir con este día musical por el cual desfilan diferentes intérpretes, partituras, instrumentos, y manifestaciones artísticas.
La jornada empezó con un público de tamaño mediano. Entre el alumnado de 4º y 5º curso, pudimos escuchar a pequeños artistas de guitarra, trompeta, chelo y hasta de contrabajo. Así mismo, en las actuaciones grupales, pudimos oír al alumnado de 4º cantando a dos voces, a losde 5º con una canción de cuna unos y con una pequeña instrumentación de flauta otros.
El segundo turno fue para la gente menuda de Primaria. Hay que destacar la estupenda actuación del coro, que de la mano de Angélica, supieron transmitirnos los ritmos y sones de sus marchosas canciones. Entre los instrumentistas, ademas de los pianistas habituales, hubo flauta travesera y violín como instrumentos solistas.
Los diferentes grupos nos ofrecieron desde bailes hasta juegos de ecos, de percusiones corporales, canciones y músicas de Saint-Säens…
Por la tarde acudieron las clases de 6º de EP y de 1º de ESO. También aquí contamos con excelentes pianistas, con una flautista y con una cantante de pop que mantuvieron un nivel artístico muy digno. En el turno de los grupos, en lugar de instrumentos, hubo “boomwhackers”, y sillas como elementos sonoros.
Por último, a modo de colofón, llegó el concierto de familias donde los artistas individuales repetían actuación. Según aumentaban en edad, por regla general, así lo hacían también la complejidad y la duración de las obras que interpretaban.
Como novedad, cabe resaltar la actuación del trío formado por la familia Martínez y la actuación de un trío de flautas de pico de la Escuela Municipal de Música y Danza.
El broche final a los cuatro conciertos lo puso la canción africana “I Pharadisi”, que interpretada por todos los públicos asistentes, hizo que el día musical por antonomasia en el colegio se fuera disipando poco a poco, mientras quien mas quien menos se marchaba tatareando la contagiosa melodía.
En resumen, una jornada llena de melodías, en la que combinaron perfectamente los nervios y los fraseos, las afinaciones y los movimientos, los olvidos y los aciertos… con cabida para talentos de todos los tamaños.
Si a algún chico o chica le ha despertado las ganas de hacer música, el esfuerzo habra merecido la pena.
Fdo: Ana Etxeberria